Obra Periodística

 
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El trabajo de Sergio Vodanovic en medios de prensa fue una constante a lo largo de su vida, incluso perteneció al Colegio de Periodistas de Chile. Estos escritos se pueden dividir en dos grandes grupos: la crítica teatral y cinematográfica, conformada por un número menor de textos que se encuentran repartidos en diferentes publicaciones y las crónicas o columnas de opinión, escritas principalmente en los diarios “La Segunda” y “La Nación”, que tienen un mayor número de documentos.

 
 
 

Los primeros acercamientos de Sergio Vodanovic a la prensa escrita fueron a través de columnas de crítica, en un principio de teatro y luego de cine. Pese a que este género periodístico suele ser menos flexible que la crónica, la escritura de Vodanovic no admitía restricciones y, en ocasiones, las obras aludidas no resultan más que una excusa para profundizar en algunos de los temas que despertaban interés del autor. La crítica teatral fue publicada en las revistas ProArte (1949-1952), El Debate (1955-1958), Primer Acto (de Madrid, 1953), El Reflector (1960-1961) y Telecran (1968-1969). En la revista Flash colaboró como crítico tanto de teatro como de cine (1963), al igual que en la revista Ecrán (1959-1961) donde en un momento tuvo una serie de columnas sobre cine firmadas como Lester Mann y una sección estable denominada “La página de S.V.” que se caracterizó por su hibridez en la escritura. 

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Las críticas de obras teatrales suelen tener una estructura más clara y una función más disciplinar, ya que al destacar algunos montajes o enfatizar algunos aspectos del análisis por sobre otros, se puede observar el esfuerzo por contribuir a la caracterización de una escena nacional. La crítica cinematográfica, en cambio, sirve como punto de partida para revisar las costumbres y la moral de la época, siempre con la ironía característica de Vodanovic. Como la mayor parte de los estrenos en salas chilenas correspondían a producciones de Hollywood, uno de los temas que se reiteran es el contraste entre la sociedad representada y la realidad local. También se abordan con recurrencia los cambios en el estilo de vida modernos, promoviendo ciertas causas, como por ejemplo la igualdad de género, y comentando el desarraigo y la soledad que en ocasiones se exhiben. 

Solo las columnas de crónicas publicadas en La Segunda y La Nación superan los 500 textos, a los que se suman las crónicas impresas en la revista Ecrán entre 1959 y 1961, que fueron más escasas, ya que en ese medio publicó principalmente crítica cinematográfica y teatral. Junto con estas contribuciones también podemos incluir algunas entregas más esporádicas a la revista Paloma en el año 1973.

Susana Rotker, en una de las definiciones más citadas en la esfera académica, ubica a la crónica como el “punto de inflexión entre el periodismo y la literatura” (La invención de la crónica. Buenos Aires: Fondo de Cultura Económica, 2005. 25). Julio Ramos, cuya contribución al estudio de este género en Latinoamérica ha sido de gran influencia, señala a la crónica como un espacio permeable a la contaminación, intervenido por una multiplicidad de discursos y surgido de la fragmentación moderna (Desencuentros de la modernidad en América Latina. Santiago: Editorial Cuarto Propio, 2003. 112-3). Las crónicas de Sergio Vodanovic, presentan una posición subalterna y un profundo sentido de desajuste frente a los procesos de instauración de la lógica neoliberal. Sin embargo, las contradicciones son enfrentadas por el sujeto cronista con un constante contraste con el pasado, algunas veces cargado de nostalgia, otras con entusiasmo respecto de las posibilidades de ruptura con tradiciones anquilosadas, pero en otras ocasiones con asombro y desconcierto frente a la violencia e inequidad que la desigualdad de la modernización ha traído. Valeria De los Ríos propone que las crónicas “aparecen en períodos de cambio, cuando se acometen empresas o surgen transformaciones que es necesario consignar.” (“Crónica chilena contemporánea: Roberto Merino y Pedro Lemebel, de lo real y sus cicatrices” Santiago: Persona y Sociedad de Universidad Alberto Hurtado. Vol. XX, No. 2, 2006: 128). Podemos observar en estos escritos de Vodanovic cómo el autor testimonió los cambios experimentados en las últimas décadas en Chile.

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Como se señaló anteriormente, podemos observar que la crítica cinematográfica, a diferencia de la teatral, resulta entonces en una escritura mucho más híbrida, cercana en ocasiones al trabajo de las crónicas en tanto comentario cultural, pero con más humor e ironía en sus revisiones. Por otro lado, las crónicas, que, aunque contienen importantes dosis de humor suelen ser más serias y abordar conflictos más profundos y sentimientos más emotivos. Esta diferencia no solo se explica por una distinción de géneros, ya que los textos de crítica corresponden a un periodo anterior en la producción de Vodanovic, un momento cultural de grandes cuestionamientos, pero en el cual existe una gran fe en los ideales y en la posibilidad de compartirlos como sociedad. Las crónicas, en su mayoría corresponden a años de dictadura y a la transición a la democracia, un primer periodo de mucha tensión y luego una época que Vodanovic vivió con desencanto y estupor frente a la identidad que la sociedad estaba forjando en democracia, donde los ideales que se habían compartido anteriormente no parecían tener lugar. Considerando las perspectivas actuales de investigación en torno a los géneros periodísticos, la posibilidad de acceder a las crónicas y críticas escritas por Vodanovic constituye un aporte a la investigación en torno a estos textos que permite eventuales discusiones en torno a las relaciones ente estos escritos y la obra teatral del autor y se constituyen como interesantes documentos para la investigación histórica.



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