Deja que los perros ladren

 
 
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Si El senador no es honorable constituyó la consolidación de Vodanovic como dramaturgo, esta obra marca un hito en su carrera porque permite perfilar la dramaturgia del autor al continuar con el estilo y los temas que son predominantes en su trayectoria. Fue estrenada en 1959 en el teatro Camilo Henríquez por el Teatro del Ensayo, dirigida por Pedro Mortheiru y contó con las actuaciones de Sylvia Piñeiro, Mario Montilles y Héctor Noguera, entre otros.

El diario El Mercurio en la época declaraba “Los comentarios del público y la crítica son unánimes: la mejor obra nacional de la actualidad” y la crítica la definía como “Una visión descarnada y dramática de la corrupción administrativa en nuestro país”. En esta obra Vodanovic retrata la realidad de los empleados públicos que como abogado de la Caja de Empleados Públicos veía de cerca.

El protagonista, Esteban, quien lleva años desempeñándose como funcionario, es presionado por el ministro, un antiguo amigo de juventud, para que cierre un periódico local que acaba de denunciar irregularidades en el gobierno. Pese a tener muchas aprensiones, Esteban cede a las presiones y pronto el bienestar económico se ve reflejado en su casa y su hijo Octavio, fascinado por las mejorías en el nivel de vida, opta por dejar los estudios para dedicarse a los negocios en lugar de continuar con la labor de su padre. Al ver el estilo de vida de su hijo, Esteban toma consciencia de la importancia que tiene el permanecer firme en los valores que quiere que rijan el actuar de su primogénito, y que los discursos políticos de rectitud y servicio público deben verse reflejados en su labor. 

Representada en varios países de América Latina, España y Estados Unidos, esta obra fue también llevada al cine por la industria nacional con el elenco original.